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viernes, 21 de septiembre de 2007

su nombre.

¿Qué hace que una película la puedas ver decenas de veces y, al final de ésta, sigas esperando que pase lo que luego no va a pasar? Vale, una mala memoria es la respuesta más obvia, pero no es el caso. Creo que hay historias que están tan bien contadas que hacen que nos metamos dentro de ellas. Así, si al final esperas que pase algo es porque es lo que tú, en el lugar del personaje, querrías que pasara.
Un ejemplo de esto me sucede con
El nombre de la rosa, de Jean-Jacques Annaud. Cada vez que la veo, y ya la he visto veces, es casi como la primera vez. Esto me ocurre especialmente con el final. Yo nunca tuve un maestro tan sabio como Guillermo de Baskerville y, a lo largo de mi vida, he aprendido muy pocas cosas “sabias, buenas y verdaderas”, por eso yo me habría quedado con la chica, que con una buena ducha se quedaría de muy buen ver.

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