Barceló, un genio. Colocar semejante bodrio a cuenta de 20 millones de euros que podrían haber sido destinados al desarrollo, la nutrición infantil o la educación, eso sí que tiene arte. Dan ganas de poner bajo eso a lo que llaman cúpula a doscientos niños a punto de morirse de hambre para que chupen los 35,000 litros de pintura, a ver si así llegan a adultos sanos y fornidos y le pegan una paliza a todos y cada uno de los que la han financiado.
Por Risto Mejide en adn.es
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