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"Tuve una esposa, era preciosa, igual que tu. Y me decía que me preocupaba mucho y que debía sonreir más. Ella apostaba y se hundía con los prestamistas, un día le cortaron la cara, no teníamos dinero para las cirugías. No lo podía soportar, yo solo quería que sonriera otra vez, solo quería decirle que no me importaban las cicatrices. Así que me metí una navaja en la boca y me hice esto a mi mismo... y luego de eso, no resistió a estar junto a mí, así que se fue. Ahora veo el lado divertido... ¡ESTOY SONRIENDO SIEMPRE!".
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