"En las sociedades tradicionales el matrimonio concertado por padres era la norma, y se basaba en consideraciones de familia, estatus, salud, etcétera. El matrimonio era más una alianza de familias que de indiviuos. Servía para preservar el linaje y las propiedades familiares y socializar a los niños en su lugar dentro de la fabrica social. Ninguna sociedad tradicional consideraba los sentimientos de amor espontáneos individuales como base válida para las relaciones duraderas entre un hombre y una mujer.
Más que eso, ninguna sociedad temprana hizo el intento, ni mucho menos tuvo éxito, de unir amor romántico, sexo y matrimonio en una sóla institución.
La cultura griega unía sexo y matrimonio, pero reservaba el amor romántico para las relaciones entre hombres y muchachos.
En el amor cortesano del siglo XII, del cual provienen nuestras escasas ideas acerca del romance, el amor entre el hombre y la mujer estaba formalmente separado del matrimonio.
No fue hasta el siglo XIX que los victorianos tuvieron una visión del matrimonio basada en ideales románticos. Pero lo excluido era el sexo: la mujer era considerada enferma si tenía deseo o placer sexual. El placer del sexo quedaba relegado a los prostíbulos.
Es sólo una creencia muy reciente que amor, sexo y matrimonio deben encontrarse en la misma persona. Somos los primeros que tratamos de reunir amor romántico, pasión sexual y compromiso marital monógamo en un solo acuerdo. Según Margaret Mead, es una de las formas matrimoniales más difíciles que la raza humana ha inventado."
Visto en: Icoba
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