No estoy hablando de Roma
con sus muros de granito
ni estoy hablando de un rito
que en el tiempo se desploma.
Hoy el futuro se asoma;
Calígula ya no asiste
al espectáculo triste
del infame Coliseo…
y sin embargo el Toreo
con obstinación persiste.
¡Es la fiesta sin igual!
… Pero el corazón advierte:
¿es una fiesta la muerte?
¿Es artista el criminal?
Y el desenlace final…
¿No amerita su condena
constatar que la faena
se tradujo en agonía,
en brutal carnicería
y en sangre sobre la arena?
Y más aún: sobresalta
observar a tanta gente
que aplaude sonrientemente
la brutalidad que exalta.
Por lo tanto hace falta
señalar con precisión
que toro y torero son
prototipos de modestia,
pues en calidad de bestia,
el público es el campeón.
Roberto Gómez Bolaños
Visto en Urbanus et Vegetus
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