Decía Platón que los más inteligentes y racionales, los sabios de una sociedad deben ser quienes la gobiernen. Un optimista, Platón. Me pregunto qué opinaría si al tan insigne griego le diese por salir de su tumba y echar un ojo al Telediario.
Desconozco si hubo un tiempo en que los gobernantes eran sabios, pero, de ser así, su herencia debió de traspapelarse en alguna mudanza. Los actuales gobernantes son Berlusconi y Sarkozy, son Zapatero y Chávez y Ahmadinejad y ObamaTM. Es posible que alguno de ellos sea capaz de hacer un cubo de Rubik en un tiempo razonable, pero, desde luego, no son sabios. Espabilados, probablemente. Listos, sin duda. Pero no sabios.
Porque a las personas realmente brillantes les repele la política. Los auténticos sabios se juntan con otros sabios, no con ególatras de medio pelo por buenas que sean sus intenciones. Los sabios de verdad prefieren dedicar su vida a la curiosidad y al desafío, prefieren revolucionar el mundo desde un Cancer Research Center o la piscina de bolas de Google antes que reafirmar el statu quo desde el despacho acristalado de un partido.
A no ser, claro, que estemos malinterpretando las palabras de Platón. Porque quizá cuando decía gobernantes no se refería, en ningún caso, a los políticos. Quizá toda esa gente antes mencionada, Sarkozy, Zapatero, Chávez y compañía no tienen nada que ver con esto. A lo mejor sí que nos gobiernan los sabios, de una manera más discreta y sutil, desde Google, desde la FED, desde Time-Warner o CNN.
Quizá Platón no era tan optimista después de todo. Sencillamente estaba mejor informado que nosotros.
Visto en Público
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